Ficha de Cerastes cerastes

Víbora cornuda
Cerastes cerastes (Linnaeus, 1758)

Por Raúl León (Raulophis)

Actualizado: 10/04/2020

Taxonomía: Serpentes | Viperidae | Cerastes | Cerastes cerastes

Adulto. Erfoud. Foto: © Gabri Mtnez.

 

  Cerastes cerastes

Mapa de distribución de
Cerastes cerastes
en Marruecos.

 

Encuadre filogenético

En Marruecos se encuentra la especie nominal Cerastes cerastes cerastes. El morfotipo “sin cuernos” de esta especie, antes definida como la subespecie Cerastes cerastes mutila (Doumergue, 1901), actualmente se considera un morfotipo (Martínez del Mármol et al., 2019).

Genéticamente está más emparentada con Cerastes gasperetti Leviton y Anderson 1967 que con Cerastes vipera (Linnaeus 1758)(Smid y Tolley 2019).

Sería interesante un análisis filogenético con muestras de toda su distribución para conocer la variabilidad genética de toda la especie, incluyendo algunas de las poblaciones que hay en gran parte del enorme desierto del Sahara, la Península del Sinaí, las dunas occidentales del desierto del Negev y poder confirmar la validez de la subspecie C.c. hoofieni Werner and Siván en Werner y colaboradores 1999, descrita para las poblaciones del sur de la península arábiga, donde la especie más extendida es Cerastes gasperetti.

Descripción

Víbora de aspecto robusto, con cola corta y cabeza triangular, de tamaño medio, su longitud máxima suele ser aproximadamente 60 cm, habiéndose encontrado individuos de 85 cm de longitud. Sus escamas están fuertemente carenadas. Las escamas laterales tienen disposición oblicua, es decir, se ordenan en dirección diagonal respecto a las escamas corporales dorsales.

Cabeza ancha, bien diferenciada del cuello, con hocico corto y redondeado. Sus ojos presentan pupila vertical y suelen ser de un color parecido al del cuerpo. En la cabeza observamos una de sus características más notorias, una escama alargada con aspecto de “cuerno”, sobre cada uno de sus ojos. Esta particularidad morfológica da nombre a la especie. No obstante, existen individuos, sobre todo en determinadas partes de su distribución (Ouarzazate, Tazenakht, Agdz, etc.) que no presentan estas escamas alargadas sobre los ojos, tratándose en estos casos del llamado morfotipo “mutila” (Martínez del Mármol et al., 2019).

Detalle de la cabeza de Cerastes cerastes, donde podemos apreciar sus escamas en forma de “cuernos”, Assa (Marruecos). Fotos: © Raúl León.
Izquierda: detalle de la cabeza de Cerastes cerastes, donde podemos apreciar sus escamas en forma de “cuernos”, Assa (Marruecos). Foto: © Raúl León. Derecha: detalle de la cabeza de Cerastes cerastes del morfotipo “mutila”, sin cuernos, Tazenakht (Marruecos). Foto: © Raúl León.

Coloración variada, suelen ser de un color parecido al sustrato en el que viven, lo que sumado a la textura de su cuerpo, le confiere un muy buen camuflaje sobre el terreno. El color va desde amarillento, color arena, marrones claros, grises hasta anaranjado, rojizo, rosáceo, etc. Desde individuos con muchas manchas a otros de coloración más lisa o uniforme. Sobre el color de base, y dependiendo del individuo aparecen manchas más oscuras, que frecuentemente son de forma cuadrangular, algo redondeadas o en forma de barras transversales, presenten tanto en la zona dorsal, donde son de mayor tamaño, como en la lateral, donde son de menor tamaño y a menudo menos numerosas. Algunos individuos muestran patrones muy llamativos y complejos, incluso con líneas y manchas azuladas. A menudo, los animales juveniles suelen tener diseños más contrastados y llamativos.
En la cabeza, suelen mostrar una banda post-ocular oscura (desde el ojo hacia la comisura de la boca). La lengua, sobre todo en juveniles, puede ser tricolor (negra, roja, blanca).
Escamas ventrales de color claro (blanco, crema).
Cola corta, cuya punta puede ser de color oscuro, incluso negro.

Arriba izquierda: individuo neonato con un bello y llamativo diseño contrastado, Bou Arfa (Marruecos). Foto: © Raúl León. Arriba derecha: individuo juvenil, con diseño de coloración poco contrastado, Tata (Marruecos). Foto: © Raúl León. Abajo izquierda: individuo adulto, hallado en un desierto de piedras (reg), Assa (Marruecos). Foto: © Baudilio Rebollo Fernández. Abajo derecha: individuo adulto, del morfotipo “mutila” (sin cuernos), hallado en una rambla, Tazenakht (Marruecos). Foto: © Raúl León.
La variedad de diseños en esta especie es infinita. Izquierda: espécimen de Smara, derecha: espécimen de Agdz. Fotos: © Gabri Mtnez.

Su dentición es solenoglifa, como en el resto de la familia Viperidae, es decir, posee dos colmillos frontales largos, acanalados, para la inyección de veneno en las presas que captura. Veneno hemotóxico, con acción citotóxica (Gruber, U., 1993; Martínez del Mármol et al., 2019).

Las hembras suelen alcanzar mayor tamaño que los machos (Schleich et al., 1996).

La mayoría tienen cuernos que la hacen una especie inconfundible. En caso de individuos sin cuernos, con la especie que más podría confundirse es con Cerastes vipera, siendo fundamental la ubicación de los ojos para la determinación de la especie, a los lados en Cerastes cerastes, y casi en lo alto de la cabeza para Cerastes vipera (Martínez del Mármol et al., 2019).

Comparativa de Cerastes cerastes (izquierda) y Cerastes vipera (derecha). Fotos: © Raúl León.

Ecología y hábitos

Su actividad es principalmente nocturna, sobre todo durante los meses más cálidos, pero también pueden observarse individuos termo-regulándose (a menudo semi-ocultos entre rocas o en grietas) o activos durante el día, sobre todo a primeras horas de la mañana (Gruber, U., 1993; Schleich et al., 1996; Martínez del Mármol et al., 2019). Cuando se pone el sol, sale de su refugio y se desplaza con su particular modo de reptar de forma lateral, dejando una marcas muy características en la arena, alargadas y estrechas, separadas y paralelas entre ellas, muy parecidas a las de la víbora de arena (Cerastes vipera).

Se han observado rastros en la arena, debido a los desplazamientos de esta especie, de cientos de metros de recorrido, al anochecer (B. Rebollo & R. León, obs. pers.) y existen referencias de desplazamientos de más de medio kilómetro en una noche (Schleich et al., 1996).

Víbora cornuda y rastro que imprime esta en la arena al desplazarse con su movimiento de forma lateral (Marruecos). Foto: © Javier Corzo de Porras.

Generalmente, su estrategia de caza es al acecho, emboscándose entre rocas, cerca de vegetación, etc. para esperar el paso de una potencial presa. Suponemos que deben usar la estrategia denominada “señuelo caudal (“caudal luring”), en la que estando oculta la serpiente, agita su cola a modo de gusano, para atraer a determinadas presas como saurios o aves (esta estrategia es ya conocida en otras especies del género; Heatwole and Davison 1976; Schweiger 2012). El color de la punta de la cola, suele ser diferente al del resto del cuerpo. Pueden pasar mucho tiempo esperando a que una presa esté lo suficientemente cerca, momento en el que se lanza con un movimiento muy rápido, y al morder a la presa, inyecta una dosis de veneno. Una vez la presa ha sucumbido, el ofidio comienza a engullirla.

Hay observaciones de un individuo juvenil (siguiente fotografía), que permaneció en posición de acecho, totalmente inmóvil, durante toda la noche, camuflado, con la cola de color negro aparentemente preparado para poder atraer a una presa, y varias horas tras el amanecer, continuaba en la misma posición (B. Rebollo & R. León, obs. pers.). También se apunta que busca presas activamente (Schleich et al., 1996).

Cerastes cerastes, juvenil, in situ, en posición de acecho. Inmóvil y camuflada. Obsérvese en el margen derecho de la fotografía, la cola de color negro, seguramente preparada para la técnica denominada “señuelo caudal” y atraer, por ejemplo, a una de las salamanquesas del desierto (Tarentola deserti) que se desplazaban cerca. Adicionalmente, su diseño es precioso (Marruecos). Foto: © Raúl León.

Su espectro alimenticio abarca desde pequeños mamíferos y reptiles, hasta aves, e incluso invertebrados. Entre los reptiles se citan saurios de los géneros Ptyodactylus, Stenodactylus, Trapelus, Uromastyx, Scincus, Acanthodactylus, Mesalina, Varanus griseus joven, etc. (Schleich et al., 1996). Algún caso de ofidiofagia: depredación de una culebra de Moila (Rhageris moilensis) (Schleich et al, 1996). Entre las aves algunas como las del género Motacilla, Phylloscopus, Lanius, Ammomanes (Schleich et al., 1996) y Luscinia (Barnestein, et al., 2013). Mamíferos de los géneros Psammomys, Meriones y Gerbillus (Schleich, 1996) (G. Martínez del Mármol & R. León, obs. pers.). Otros géneros minoritarios serían Rattus y Mus (Schleich et al., 1996).

Cerastes cerastes con una presa recientemente capturada. En este caso ha capturado un ruiseñor común (Luscinia megarhynchos). La víbora se encontraba en la base de un matorral de Ricinus communis. Foto: © J.A. Fernández Carrasco.

Entre sus depredadores se citan a la culebrera europea (Circaetus gallicus), un águila especializada en la depredación de ofidios, el erizo del desierto (Paraechinus aethiopicus), el zorro de Rüppell (Vulpex rueppelli), y entre los reptiles, el varano del desierto (Varanus griseus).

Ante una amenaza, la serpiente tratará de pasar inadvertida, quedándose inmóvil y confiando en su camuflaje. Si es descubierta, huirá rápidamente hacia un refugio. Si no le queda otra opción, y tiene que enfrentarse a un depredador, adoptará una posición defensiva, en la que coloca el cuerpo en varios bucles en forma de “S”. Hinchará su cuerpo para simular ser de mayor tamaño, bufará e incluso rozará con movimientos del cuerpo, las escamas de los laterales de su cuerpo, fuertemente carenadas, produciendo un sonido bien audible de advertencia (estridulación). Si es necesario lanzará mordiscos defensivos. No es infrecuente que muchas especies de víboras efectúen los llamados mordiscos secos, en los que muerden como advertencia o para intentar salvar su vida ante una amenaza, pero en los que no inyectan veneno (Chafiq et al., 2016). Su camuflaje también le sirve para eludir a los depredadores. Tiene la capacidad de enterrarse efectuando coordinados movimientos del cuerpo, para desaparecer bajo la arena.

Víbora cornuda, adulta, en posición defensiva (Erfoud, Marruecos). Foto: © Marco Sassoe.
Izquierda: víbora cornuda, juvenil, camuflada en sustrato arenoso (Marruecos). Foto: © Baudilio Rebollo Fernández. Derecha: Víbora cornuda, juvenil, camuflada en sustrato rocoso (Marruecos). Foto: © Alfredo Sánchez-Tójar.

Aunque los vipéridos suelen ser de reproducción ovovivípara, la víbora cornuda del desierto es curiosamente ovípara, depositando de 10-23 huevos (Martínez del Mármol et al., 2019), que suelen eclosionar en 6-8 semanas (Gruber, U., 1993; Schleich et al., 1996). Los neonatos miden de 14 – 17 cm. (Schleich et al., 1996).

Distribución, hábitat y abundancia.

Cerastes cerastes tiene una distribución amplia en zonas desérticas de África como Sáhara, Mauritania, Argelia, Niger, Mali, Chad, Sudán, alcanzando Egipto y la Península Arábiga (Bons y Geniez, 1996; Martínez del Mármol et al., 2019).

En Marruecos, está presente en muchos tipos de ecosistemas desérticos, y se distribuye por la franja pre-sahariana y gran parte de Sáhara Occidental, pero evita las zonas costeras y las grandes formaciones de dunas, donde está ausente o es rara (Geniez et al., 2004; Crochet et al., 2015; Martínez del Mármol et al., 2019).

En cuanto al hábitat de la especie, parece mostrar bastante amplitud ecológica, ya que se encuentre en zonas de dunas con vegetación, zonas de dunas con rocas, desiertos pedregosos (regs), zonas pedregosas con vegetación dispersa, hamadas, etc. (Geniez et al., 2004; Martínez del Mármol et al., 2019).

Ejemplo de hábitat de Cerastes cerastes: desierto pedregoso, Assa (Marruecos). Foto: © Antonio L. Orta.
Ejemplo de hábitat de Cerastes cerastes: zona arenosa y pedregosa, Tazenakht (Marruecos). Foto: © Raúl León.
Ejemplo de hábitat de Cerastes cerastes: zona sahariana con alternancia de rocas y arena, Smara (Sáhara Occidental). Foto: © Raúl León.

Referente a su abundancia, suele apuntarse que seguramente sea uno de los vipéridos más comunes en las zonas desérticas de Marruecos (Geniez et al., 2004; Martínez del Mármol et al., 2019).

Sus amenazas y problemas de conservación son los mismos que los de muchos otros seres vivos. Por un lado, la pérdida o cambios en su hábitat por construcción de infraestructuras y otras causas. Los atropellos en carretera son muy comunes, así como la caída de numerosos individuos en trampas artificiales como albercas, pozos o aljibes, significando la pérdida de un elevado número de efectivos poblaciones. La recolección por parte tanto del tráfico ilegal, para mantenerla como mascota exótica en terrariofilia, como por parte de los cazadores de serpientes tradicionales (Aïssaouas) para exhibirlas en espectáculos, en plazas de poblaciones como Marrakech, también representan una merma importante en las poblaciones de esta especie.

Bibliografía

    • Barnestein JAM, Fernández-Carrasco JA, González de la Vega JP, Gabari-Boa V. 2013. Depredación de Cerastes cerastessobre Luscinia megarhynchos en el Antiatlas marroquí. Boletín Asociación Herpetológica Española (2013) 24(2). 25-26.
    • Bons J, Geniez P. 1996. Anfibios y Reptiles de Marruecos (incluyendo Sáhara Occidental). Atlas Biogeográfico. Asociación Herpetológica Española. Barcelona. 319 pp
    • Chafiq F, El Hattimy, Rhalem N, Chippaux J-P, Soulaymani A, Mokhtari A, Soulaymani-Bencheikth R. 2016. Snakebites notified to the poison control center of Morocco between 2009 and 2013. J Venom Anim Toxins Incl Trop Dis. 2016; 22: 8.
    • Crochet P-A, Leblois R, Renoult JP. 2015. New reptile records from Morocco and Western Sahara. Herpetology Notes, 8: 583-588.
    • Geniez P, Mateo JA, Geniez M, Pether J. 2004. Amphibians and Reptiles of the Western Sahara. An Atlas and Field Guide. Edition Chimaria. Frankfurt
    • Gruber U. 1993. Guía de las serpientes de Europa, Norte de África y Próximo Oriente. Omega. Barcelona. 247 pp.
    • Heatwole H, Davison E. 1976. A Review of Caudal Luring in Snakes with Notes on Its Occurrence in the Saharan Sand Viper, Cerastes vipera. Herpetologica 32 (3): 332-336
    • Martínez del Mármol G, Harris DJ, Geniez P, de Pous P, Salvi D. 2019. Amphibians and Reptiles of Morocco. Frankfurt, Germany, Edition Chimaira. 478 pp.
    • Schleich HH, Kästle W, Kabisch K. 1996. Amphibians and Reptiles of North Africa. Koeltz Sci. Books, Koenigstein.
    • Schweiger M. 2012. Cerastes vipera (Linnaeus, 1758). In: Martínez, G., León, R., Jiménez-Robles, O., González De la Vega, J. P., Gabari, V., Rebollo, B., Sánchez-Tójar, A., Fernández-Cardenete, J. R., Gállego, J. (Eds.). Moroccoherps. Amphibians and Reptiles of Morocco and Western Sahara. Available from www.moroccoherps.com/en/ficha/­Cerastes_vipera/. Version 2/08/2012.
    • Šmíd J,Tolley KA. 2019. Calibrating the tree of vipers under the fossilized birth-death model. Scientific Reports 9:5510
    • Werner YL, Sivan N, Kushnir V, Motro U. 1999. A statistical approach to variation in Cerastes (Ophidia: Viperidae) with the description of two endemic subspecies, In U. Joger. (ed.): Phylogeny and Systematics of the Viperidae. Kaupia (Darmstadt) (8): 83-97

      Para citar esta ficha:
      Raúl León (2020): Cerastes cerastes (Linnaeus, 1758). In: Martínez, G., León, R., Jiménez-Robles, O., González De la Vega, J. P., Gabari, V., Rebollo, B., Sánchez-Tójar, A., Fernández-Cardenete, J. R., Gállego, J. (Eds.). Moroccoherps. Amphibians and Reptiles of Morocco and Western Sahara.
      Available from www.moroccoherps.com/ficha/cerastes_cerastes/. Version 10/04/2020.

      Para citar www.morocoherps.com en su conjunto:
      Martínez, G., León, R., Jiménez-Robles, O., González De la Vega, J.P., Gabari, V., Rebollo, B., Sánchez-Tójar, A., Fernández-Cardenete, J.R., Gállego, J. (Eds.). Moroccoherps. Amphibians and Reptiles of Morocco and Western Sahara. Available from www.moroccoherps.com.